(Por Cintia Rivera) - Muchos son los deportistas que llegarán este año a la ciudad de Londres cargados con sus mochilas llenas de sueños e ilusiones. Ellos, los protagonistas de este evento que, con más o menos problemas, con más o menos preparación, con más o menos apoyo, formarán parte de la historia Olímpica, ya traen consigo su propia historia de esfuerzo y superación que merece ser contada y reconocida. Son muchos los relatos que se pueden encontrar y narrar pero hoy nos quedaremos con solamente 3 de esas tantas historias que, quizás, representan a todas las otras y muestran cómo, gracias al deporte, se puede superar las adversidades que la vida nos pone y así alcanzar la meta.
Gladys Tejeda
Ella es una corredora de nacionalidad peruana que se convirtió en la primera deportista clasificada para representar a su país en Londres luego de conseguir, el año pasado, la marca A en la maratón de Seúl (llegó cuarta).
Su vida de niña fue muy dura. Al ser la menor de 9 hermanos sus padres, de origen humilde, sólo podían darle lo justo y necesario. En la localidad de Junín, donde ella vivía, ayudaba a su madre Marcelina con el traslado de los animales que cuidaban. Siempre mostró mucha agilidad y destreza en esas tareas, incluso las realizaba sola, recorría varios kilómetros caminando y después volvía corriendo. Fue su madre la que se dio cuenta de ese don que tenía Gladys y la alentó a seguir ese sueño. En la escuela empezó a competir en carreras, pero en una de ellas, la más importante, llegó segunda porque no tenía zapatillas para correr. No le afectó el hecho de llegar segunda, sino que el ganador del primer puesto se llevaba una cocina.
Se recibió de maestra en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos pero dejó esta profesión para dedicarse de llenó al atletismo y poder representar a su país internacionalmente. Juan José Castillo, quién fuera un gran deportista peruano, fue su primer maestro en 2009. Luego en 2010 el profesor Kim, especialista en maratón, la convocó al Programa de Maratonistas del Instituto Peruano del Deporte (IPD). Allí pudo desarrollar todo su potencial.
Durante estos años falleció su padre, lo que provocó una gran conmoción en su vida. Pero su madre, quién fue su soporte y su razón de seguir, no dejó caer e incluso la alentó hacia una posible participación olímpica. “¿Qué tal si en las del 2012 estas?” le decía. Visión de madre.
Oscar Pistorius
Este atleta nació en Sudáfrica el 22 de noviembre de 1986 pero a los 11 meses de vida debieron amputarle sus dos piernas por una malformación degenerativa que le impidió la formación del peroné y los tobillos de ambas extremidades. Sus padres, Henky y Sheila, debieron tomar esta dolorosa decisión ya que esta anomalía se iría expandiendo a su cuerpo provocando serios problemas durante su vida.
Durante su niñez se acostumbró a utilizar unas prótesis para caminar, pero también se acostumbró a la burla de los otros chicos de su edad, a tal punto que aprendió a ignorarlas. Él nunca se sintió un inválido y por ello, como todo chico normal, comenzó a practicar deportes. Primero empezó con el rugby y waterpolo, luego natación y por último atletismo. En esta última fue que consiguió sus mejores resultados.
Emprendió su sueño de competir oficialmente en competencias de la IAAF (Federación Internacional de Atletismo). Para ello una firma especial en Islandia le fabricó sus “cheetahs”, unas prótesis transtibiales construidas con fibra de carbono y en la cual cada una cuesta 20.000 euros. Aunque, por estas piernas artificiales, Pistorius tuvo que pelear por su autorización a participar de una cita Olímpica.
Él compitió, con sólo 17 años, en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004 donde se coronó con una medalla de oro en la prueba de 200 metros y una de bronce en la de 100 metros. Pero no conforme con su desempeño en la prueba paralímpica quiso competir en los Juegos Olímpicos. Después de afrontar un duro cruce contra la IAAF, por la cual no le permitían participar argumentando que sus prótesis le podían otorgar alguna ventaja con relación a los atletas no discapacitados, y luego de comprobar, junto con los científicos de la Universidad de Houston, que los directivos de la Federación de Atletismo se equivocaban, Pistorius logró conseguir la mínima marca A para ser uno de los 3 atletas integrantes del equipo olímpico sudafricano.
Woroud Sawalha
Esta atleta de 20 años es oriunda de una localidad denominada Asira ash- Shamaliya, una villa de menos de diez mil habitantes en el norte de la ribera accidental del rio Jordan en Palestina. Allí las protestas y el gas lacrimógeno forman parte de la vida diaria. Es una región que, después de 20 años, todavía lucha por la independencia de Israel. La ONU todavía no ha reconocido al Estado de Palestina pero el Comité Olímpico Internacional (COI) ha permitido que sus atletas compitan en este evento.
Ella, como la mayoría de sus compañeros del equipo olímpico palestino, no ha alcanzado la marca mínima para participar de la cita olímpica pero estará gracias a la invitación del COI. Woroud sabe que no ganará alguna medalla, ni siquiera cabe la posibilidad de estar entre las primeras, pero para ella esta posibilidad es todo un honor y un orgullo. Su intención es poder cambiar algo las prácticas deportivas de su país, en especial para las niñas, y quizás también despertar el interés de muchas señoritas hacia los deportes y animarse a practicarlos.
Su falta de preparación y de recursos económicos que apoyen su actividad hacen que sólo pueda aspirar a superar su mejor marca personal pero su objetivo va más allá de un logro personal, su objetivo más grande es poder abrirle la cabeza a su comunidad en materia deportiva y que mediante estas prácticas se puede vivir sin violar las normas religiosas de su culto.
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