jueves, 19 de julio de 2012
Londres, por 3
(Por Tomás Fontana) - Los londinenses atraviesan meses de entusiasmo y trabajo desenfrenado al albergar los Juegos Olímpicos que se disputarán a mitad de año. La euforia y el revuelo que provocan los Juegos ya parece ser costumbre en Londres, ya que por primera vez en la historia, una ciudad acogerá el evento deportivo más espectacular del planeta por tercera ocasión. Londres 1908, 1948 y 2012 son los tres años que señalan la organización de los Juegos en la capital inglesa.
Los cambios económicos, culturales y sociales marcan de por sí un cambio abismal de 1908 a la actualidad, es más, se podría afirmar que las semejanzas son pocas y nulas. En 1908 la ciudad asignada para ser la sede de los Juegos era Roma, sin embargo la erupción del Vesubio desató un desastre ecológico y económico que forzó el cambio de ubicación. Todo se llevó a cabo en un modo improvisado y veloz, no obstante las inversiones fueron enormes, tanto que se construyó el inmenso estadio “White City” para 80.000 personas donde se realizó el primer desfile de naciones y las primeras piletas de dimensiones olímpicas. Los Juegos se desarrollaron logrando grandes resultados deportivos, sobre todo para el conjunto ingles que, con algunos beneficios de los jueces, lograron un total de 146 medallas de las cuales 56 fueron doradas. Sin embargo, de aquellas “doradas obtenidas” no todas pueden ser consideradas como medallas, ya que las mujeres, a diferencia de los hombres, obtenían un simple diploma en modo de congratulación.
El caso de Londres 1948 es, obviamente, un caso especial dentro de la historia de los Juegos Olímpicos. La reciente Guerra Mundial había producido desmedidos destrozos económicos y la sociedad estaba convulsionada por la guerra que arrojó alrededor de 70 millones de muertos. Sin embargo con el amor y la energía que desplegaron los ciudadanos ingleses, se retomó un evento que genera la antítesis de los efectos bélicos: pasión y fraternidad. Lógicamente, los grandes destrozos se reflejaron en el confeccionamiento del evento: la no realización de medallas de oro, sino de hojalata dorada, y la concentración en centros militares y escuelas y no en una Villa Olímpica, son algunos de los ejemplos que muestran la precariedad de los hechos.
Por último, los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 desvelan un cambio organizativo y económico descomunal a los dos restantes. La enorme infraestructura, la elaboración de vías férreas y distintos medios de transportes, dan señales de una mentalidad inspiradora en desarrollar un evento único como nunca antes visto, en una época donde las altas tecnologías emergen y la ausencia de conflictos bélicos permiten un trabajo austero y próspero.
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